Los que me conozcáis un poco sabréis de sobra que me gusta andar en bici siempre que puedo. Reconozco que no soy un gran ciclista, puesto que lo único que hago es dar vueltas por mi ciudad, yendo casi siempre por el mismo sendero (aunque a veces termino ampliando el recorrido un poco hasta Hernani). No obstante, tres veces al año más o menos me gusta hacer esta otra ruta, la de Leitzaran.
La vía verde que une los pueblos de Andoain y Leitza es una magnífica ruta de unos 25Km y con muy poco desnivel, por lo que es idónea para aquellos que quieran hacer algo de deporte disfrutando de un precioso paisaje, como podréis ver más adelante.
Uno de los motivos del poco desnivel que presenta la ruta es debido a los innumerables túneles que podemos encontrarnos a lo largo del recorrido. Como podréis observar a la derecha de estas líneas, los túneles no están iluminados (a excepción de los dos más cercanos a Andoain), por lo que es bastante necesario el llevar un foco potente en la bicicleta. Con esto quiero remarcar que la típica luz que los ciclistas urbanos tenemos es inservible en estos túneles. El foco que yo compré tiene 200 lúmenes de potencia, lo suficiente como para poder ver.
Dichos túneles tienden a ser bastante húmedos y, dependiendo de la climatología, es fácil encontrarse pozos de agua dentro de éstos. No obstante, nada peligroso.
Siempre que voy intento llevar la cuenta de la cantidad de túneles que cruzo hasta llegar a Leitza, pero creo que tiendo a perder la cuenta en algún momento dado. Diría que son 35, pero no estoy seguro.
Cabe destacar que esta vía verde surge del abandono que tuvo la conexión ferroviaria que en el pasado unió las localidades gipuzkoanas y navarras que ya he mencionado antes. El famoso tren de Plazaola hace mucho que dejó de circular, pero su recorrido es hoy una gran excursión para todo aquel ciclista que quiere dejar atrás las civilización y pedalear entre (y a través) de montes.
Que el sendero cruce por sitios tan verdes y poco urbanizados supone además que puedas encontrarte escenas muy diversas. En mis diferentes travesías por Leitzaran ya me he cruzado con un rebaño de ovejas, con varios jinetes a lomos de sus respectivos caballos e incluso a un par de cerdos de bastante buen tamaño que paseaban junto a sus dueños. (Nunca me habría imaginado ver esa escena, todo sea dicho).
Todo el recorrido se hace siempre en compañía, pues aunque viajes solo siempre tendrás a tu lado el río Oria, fiel compañero de travesía que en su serpenteante recorrido se cruza en muchas ocasiones con la vía verde.
La verdad sea dicha, el hecho de andar en bici junto al sinuoso cauce es una de las cosas que más me gustan de Leitzaran, perdería bastante si no estuviese junto al río, puesto que no podríamos ver esas pequeñas cascadas que a veces aparecen a los costados del sendero. ¿Acaso soy el único que es capaz de quedarse hipnotizado viéndolas?
Por último, quisiera comentaros una cosa que puede resultar obvia pero no quisiera que hubiese malentendidos. Como habréis podido observar en las primeras fotos, no es un sendero asfaltado. Os recomiendo encarecidamente el uso del casco si vais a recorrer Leitzaran en bicicleta. El uso de guantes ya os lo dejo a vuestro criterio.
Cierto es que no es como una senda pura de montaña, pero esta travesía está pensada para bicicletas de montaña, puesto que sus ruedas más anchas tienen menos peligro de pinchar y/o de perder el equilibrio en ciertas zonas con mayor cantidad de piedras. No obstante, siempre es conveniente llevar un kit de reparación de pinchazos y alguna cámara de repuesto por si sucediese algún percance (nunca he sufrido un pinchazo, pero la posibilidad es real).