Historias de un pasado no muy lejano (Tercera parte)


 

Al principio todo era raro para Val. Aunque muchos Capersu seguían haciéndola llorar, algo había cambiado. El peor de ellos, Morg, ya no la insultaba ni le quitaba la merienda. Como a lo bueno una se acostumbra muy fácil, Val pronto comenzó a apreciar mucho los tímidos pero cada vez más frecuentes buenos gestos de Morg.

Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Llegó el día en el que Morg y Val iban siempre juntos al colegio. Este hecho trajo muchos quebraderos de cabeza a Morg y a su familia, pues todos los Capersu pensaban que no era normal que uno de los suyos tratase como a un igual a los Sodolipia. Sin embargo, la familia de Morg supo abrir los ojos y ver que ellos también debían de cambiar su actitud para con los Meg.

Fue entonces cuando pasó lo que nadie creyó que iba a pasar. Una noche, mientras Morg y Val estaban de fiesta juntos, llegaron los Grond y mataron a Morg de una paliza porque dijeron que era la vergüenza de todos los Capersu. Val escapó a duras penas. Lastimada y malherida, no pudo salir del hospital en varias semanas.

¡Qué horrible! ¿De verdad mataron a Morg? – dijeron todos al unísono mientras algunas lágrimas asomaban de sus inocentes ojos.

- Desgraciadamente así es, pero gracias a eso comenzó la Revolución Sodolipia.

Cuando Val salió del hospital, pudo ver que su pueblo había cambiado radicalmente. Los Ringil y los Grond parecían mucho más numerosos y más radicales. Val no podía consentirlo. Acudió a su familia. Acudió a sus amistades. Acudió a la familia de Morg. Acudió incluso a las amistades de Morg. Unidas todas aquellas personas y bajo la influencia de la relación de igualdad que llegaron a tener Morg y Val decidieron actuar. Los Capersu por un lado y los Sodolipia por otro, pero con la misma idea: “Que ambos grupos consigan la igualdad, cesando así con los actos violentos.”

Poco a poco entre los Capersu comenzó a brotar la idea de lo cruentas, profundamente dolorosas e injustas que eran las acciones de los Grond. Ya bastante oprimidos vivían las Sodolipia como para que además unos energúmenos les pisoteasen más. Esto había que pararlo o al final los Ringil se radicalizarían aún más y conseguirían invertir las tornas, convirtiéndose los Capersu en oprimidos y los Sodolipia en opresores.

Algo más difícil fue convencer a los Ringil. Sus ideales parecían ser bastante más coherentes. Sin embargo, poco a poco comenzaron a darse cuenta de que sus acciones no hacían sino instigar más a los Grond. Era como la pescadilla que se muerdía la cola.

Fue un largo camino. Muchos años pasaron. Val murió de vieja. Sin embargo, finalmente los Capersu y los Sodolipia hicieron las paces. Nunca se hizo de manera oficial, pero con el paso del tiempo los Capersu parecían haber asimilado que no eran diferentes a las Sodolipia. Incluso se cambió la ley de ese pueblo. Ya nadie sería calificado como Capersu o Sodolipia al nacer. Hoy en día hay una preciosa estatua de Morg y Val en el parque más bonito de ese pueblo, donde todas tardes los niños y las niñas comen tranquilos sus meriendas y luego juegan todos juntos.

- ¡Qué bien Aitona! Al menos todo terminó bien. Los Capersu y las Sodolipia ya son amigos y juegan juntos. – dijo Ander que se quedó al menos con la base del mensaje.

Sí, así es. Ale, la próxima semana os contaré el cuento del jajilé azul.

¿El jajilé azul? ¿De qué hablas? – quiso saber Success.

- La semana que viene lo sabrás. Ahora id a jugar, que hace rato os terminasteis la merienda.

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